«Si no entreno, no necesito cuidarme». Seguro que has oído o has dicho esto muchas veces, pero siento decirte que esta afirmación es errónea. Los inicios de temporada, dependen mucho de lo que hayas hecho en el periodo de reposo previo. Si en esta fase no has controlado la alimentación, no has hecho ejercicio y no te has cuidado, tienes muchas posibilidades de haber cogido algo de grasa, haber perdido masa muscular y sobre todo, más riesgo de lesionarte al inicio de temporada. Para ello, el papel del nutricionista deportivo es clave.
Si esto ya ha ocurrido, es decir, si ya te has lesionado, la nutrición es primordial para acelerar tu recuperación y volver más fuerte. El nutricionista deportivo te ayuda en el proceso de curación, en conjunto con la fisioterapia, el ejercicio controlado y el reposo/descanso.
Entre las funciones del nutricionista deportivo destacan:
– Ajustar la energía a la nueva situación: ajusta tu plan nutricional a tus requerimientos energéticos para así evitar aumentar el porcentaje graso.
– Favorecer la reparación de tejidos lesionados: aumenta la ingesta de proteínas para mantener/no perder masa muscular y así poder reparar el tejido dañado. Para ello, es importante seleccionar alimentos ricos en proteínas de alta calidad y en micronutrientes como las vitaminas C y D y los minerales como el calcio (Ca), el zinc (Zn) y el magnesio (Mg).
– Controlar la inflamación y el dolor sin alterarlo: optar por alimentos con propiedades antiinflamatorias que ayuden en la recuperación es lo mejor. Entre ellos destacan los pescados azules (por el omega-3; EPA y DHA), frutas y verduras.
También es importante evitar frituras, ultraprocesados, azúcares refinados, grasas trans o medicamentos como los AINEs.
– Dar soporte junto a la fisioterapia y la rehabilitación: el nutricionista deportivo coordina el plan nutricional con el fisioterapeuta, los médicos y el entrenador/rehabilitador en cada fase de la recuperación. Además, ajusta la suplementación si fuera necesaria.
– Ayudar en la salud emocional y prevención de recaídas: con una dieta correcta, sin restricciones excesivas, educas al deportista con hábitos saludables que favorezcan su vuelta lo antes posible y, además, lo mantienes motivado a lo largo de todo el proceso.